José Luis de Vicente
Contexto: @jldevicente es comisario e investigador sobre culturas y tecnologías. Cofundador de @ZZZINC A Proteger: A mi me fascina cómo las ciudades son indescifrables de alguna manera, es decir, es muy difícil sintetizar qué es lo que genera el carácter de una ciudad en específico. La ciudad descansa sobre equilibrios muy finos, y de alguna
Contexto: @jldevicente es comisario e investigador sobre culturas y tecnologías. Cofundador de @ZZZINC
A Proteger:
A mi me fascina cómo las ciudades son indescifrables de alguna manera, es decir, es muy difícil sintetizar qué es lo que genera el carácter de una ciudad en específico. La ciudad descansa sobre equilibrios muy finos, y de alguna manera, es imprescindible preservar ese sentido de balance de que una ciudad está formada por una riqueza, por una multiplicidad de agentes, de configuraciones de las relaciones entre sus distintos agentes, de singularidades, de particularidades.
Creo que lo más importante que hay que preservar en las ciudades es, hasta cierto punto, el sentido de entenderlas de una forma no preceptiva, no predectible, no lineal para no matar aquello que las hace únicas, que las hace especiales.
Todos tenemos una serie de lecturas de unas ciudades que son distintas a las de los demás y sabemos que hay una serie de cosas que las hacen distintas a las demás. Lo hacen de maeras que nos agradan y otras que nos desagradan.
A mi me fascinan las ciudades enigma. La última ciudad que he descubierto porque no he estado nunca y me ha fascinado y para mí está en una categoría mental distinta a las demás es Río de Janeiro, porque sencillamente no podrías modelar o preveer Río de Janeiro.
Es una ciudad hecha de riqueza, de miseria, de diversidad, pero también profundamente conservadora en algunas dimensiones, de un hedonismo muy difícil de codificar moralmente, así que para mi ese es el gran misterio y la gran magia de las ciudades. Ese delicado equilibrio sobre el que descansan.
A la hora de pensar desde un pensamiento urbanístico sobre cómo mejorar a las ciudades, uno tiende a pensar que por muy racionalista que sea y por muy modernista y mucho que crea en ciertos planteamientos del urbanismo “macro” como algo efectivo, las ciudades son impredecibles, no se pueden fabricar, y eso es lo más importante que creo que tenemos que preservar.
Por eso, este discurso simplificador y vertical de las ciudades inteligentes como ciudades vivibles, humanas, cómodas, parece que en realidad lo que está por debajo de ello son ciudades predecibles, ciudades interpretables, ciudades decodificables para poder ser tratadas.
Yo no quiero ciudades interpretables y decodificables, así que haciendo un salto un poco salvaje, un poco radical, creo que lo que hay que preservar de la ciudad son sus enfermedades.
A Conquistar:
Decir qué le falta a “la ciudad” es muy difícil porque precisamente me niego a hablar de “la ciudad” como una ciudad. Es decir, para mi lo que hace la ciudad inagotable, es que dá igual con cuántas ciudades hayas entendido y a cuántas te hayas enfrentado, porque sigue siendo imposible dominar y controlar y entender la ciudad.
Yo, por ejemplo, como amante de las ciudades tengo problemas para entender qué es lo que le pido a una ciudad. A lo mejor ya he visto y ya he entendido demasiadas capitales centroeuropeas, maravillosas de parques y tranvías y son sitios fantásticos en los que pasar el tiempo y cuando he estado en Sao Paulo o en Shanghai, todo eso me ha parecido una puta locura indomesticable, que no puede ser lógico y normal y bajo cuyas condiciones, no sólo no querría vivir sino que no querría que las viviera nadie, y sin embargo puedes aprender tanto de esa dimensión de la ciudad, que ¡cómo ser tan presuntuoso como para pensar que a la ciudad le falta algo! La ciudad para mi es nuestro Universo. Los parámetros de cómo podemos entender nuestra realidad y a nosotros, están muy definidos por las posibilidades que abre la ciudad.
Quizá podría pensar en qué echo yo de menos en mis ciudades, o las ciudades de mi alrededor. A mi me fascinan las lecturas no literales del territorio urbano. Pensar que la ciudad no está compuesta solo por realidad y sociedad, sino también por imaginación y por ficción. Echo de menos en ciertas concepciones contemporáneas del discurso de las ciudades el entender eso, que una ciudad también es ficción y tambiés es imaginación, que una ciudad puede incluir distintas lecturas con distintos grados de literalidad acerca de lo que llamamos “lo real”. Así que igual a las ciudades, o a la lectura que hacemos de las ciudades lo que le falta quizá es un poco de irrealidad.
A Abolir:
Yo estoy por decir que lo que hay que eliminar de la ciudad son los planes urbanísticos y los planes estratégicos, porque estos parten de esta visión de que aspiramos a convertirnos en algo, son teleológicos, son goal-oriented. Parten de ese escenario de qué queremos de nuestra ciudad, cómo nos gustaría que fuera y sobre todo en una época en que las ciudades-marca, las ciudades-producto y las ciudades-corporación han generado esta liga, esta Champions league global, este C40 ( Climate Leadership Group ), donde las ciudades son corporaciones que compiten por segmentos del mercado. Esto es tan obvio que me da vergüenza decirlo, pero esto es atroz y tiene dimensiones horrorosas, sobre todo porque ves a las ciudades compitiendo en las mismas categorías y por los mismos fines, junto a las corporaciones, y ves a los responsables de una ciudad, a sus gestores de las ciudades diciendo “es que no podemos competir con estos actores” “estos actores tienen más potencia que nosotros”.
A mi me encantaría encontrar una manera de desactivar y de anular estas visiones de que una ciudad ha de ser una ciudad de éxito y por tanto
Por eso me dan ganas de coger la silla y darle la vuelta al plano para que veáis dónde estamos, para que entendáis lo que digo de que aquí empezó todo. Aquí es donde empezaron muchas cosas malas, justo en el punto geográfico en el que estamos ahora mismo. [43,268997, -2,932457]
Aquí empezó un poco todo, esta visión de que la ciudad podía ser un agente de éxito en una economía globalizada, que rindiera dividendos a sus accionistas- ciudadanos ( aunque no creo que nunca en esa visión, los accionistas fueran los ciudadanos) pero desde luego, que estuviera tan controlada sobre ese paradigma de que una ciudad debe cumplir toda una serie de indicadores para ser considerada como “ciudad de éxito”, que tienen muy poco que ver sobre esas dimensiones que consideramos fascinantes de las ciudades.
Existe quizás la necesidad y tenemos que encontrar una manera de reformular el “cómo podemos defender hoy a las ciudades”, y eso es lo que tenemos que crear juntos, unas nuevas “murallas” para defender a las ciudades de otra clase de amenazas.